Provenía del arma de Artillería y alcanzó a fines de 1976 el grado de Teniente Coronel. Durante el año 1976/77 fue el segundo jefe del Destacamento de Inteligencia 141 “Gral. Iribarren” bajo la jefatura del Coronel Bolancini y desde 1977, del Teniente General Anadón. Fue trasladado a Buenos Aires como Jefe de Batallón. Dirigió el proceso de investigación, allanamientos y detención del directorio de la empresa Mackentor. Muy vanidoso, competitivo, le gusta hablar mucho de si mismo. Asiduo visitante de “La Perla”. Participaba en las reuniones de Oficiales en donde se decidía la suerte de los detenidos. Despreciaba a la suboficialidad con la que mantenía pésimas relaciones y en general era odiado por el personal a su cargo. Los oficiales se reían de el porque hacia ostentación de los operativos exitosos adjudicándolos a su inteligencia. Durante años su impunidad estuvo garantizada por la Ley de Obediencia Debida. Desde el año 2003 se encuentra cumpliendo prisión preventiva en el marco de la causa Brandalisis.
VEGA, Carlos Alberto, alias “Vergara” o “el Tío”, matricula de identidad 6.914.652, nació el 20 de enero de 1929 en General Alvear, Provincia de Mendoza, hijo de Marcelino Arsenio y de Carmen Raimunda Contreras. Actualmente tiene 79 años. De estado civil casado, militar retirado con el grado de Suboficial Principal, vive en la calle Berutti 311, Dorrego del Departamento Guaymallén en la provincia de Mendoza donde cumple su arresto domiciliario. Integró el comando de operaciones especiales (OP3) hasta 1978. Torturador, ladrón y secuestrador, en los operativos saqueaba masivamente las casas de las víctimas, haciendo una fortuna con sus robos.Durante algunos años fue responsable de la Administración interna de “La Perla”. El testimonio de algunos sobrevivientes indica que Vega tenía contradicciones con los métodos de tortura. Decía no compartir los objetivos políticos, había aceptado regentar “La Perla” porque le faltaban dos años para retirarse y era el único destino que le habían ofrecido. Durante años su impunidad estuvo garantizada por la ley de Obediencia Debida.