sábado, 3 de mayo de 2008

Amenazas y resabios del terrorismo de estado

image Hace pocos días, el compañero Juan Evaristo Puthod fue secuestrado y estuvo por unas 27 horas desaparecido, por segunda vez. "Flaco, me dicen, vos no entendiste que la vida de ustedes está en nuestras manos. Vos morís [o] vivís en el momento en que nosotros queramos".

Secuestrado poco después del golpe militar de 1976, cuando tenía sólo 17 años, Puthod recorrió 7 centros clandestinos, sufrió torturas hasta en el día de su cumpleaños número 18, pasó una noche encerrado en un ataúd y hasta perdió un ojo por los tormentos que sufrió durante su cautiverio.

Denunció amenazas desde hace un año y medio y organiza para el 16 de mayo un acto de homenaje a los militantes montoneros Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi, ejecutados por la dictadura, crimen que se atribuye, entre otros, al ex comisario y ex intendente de Escobar Luis Abelardo Patti, que ahora cumple prisión preventiva en el penal del partido bonaerense de Marcos Paz, acusado de otros crimenes de lesa humanidad.

Juan Puthod, trabajó en la investigación sobre el asesinato de Pereyra Rossi y Cambiasso, en "Crónica de un fusilamiento anunciado", que aborda el secuestro de los dirigentes el 14 de mayo de 1983 en el bar Magnum de la ciudad santafesina de Rosario y su asesinato dos horas más tarde en la localidad bonaerense de Zárate.

El acto estaba planificado realizarse el lunes 16 de mayo a las 11 en la ruta 9, kilómetro 103, y se pensaba instalar un monumento de "cuatro metros de base por tres metros de altura", según precisó el propio Puthod antes de desaparecer.

El ex subcomisario Patti, quien en la actualidad está detenido acusado por crímenes de lesa humanidad, afrontó un juicio por el asesinato, junto a otros dos policías, pero fue sobreseído. La causa original fue radicada en la justicia ordinaria en el Juzgado en lo Penal número 3 a cargo de Juan Carlos Marchetti, y se abrió otra en la justicia federal de San Nicolás, a cargo de Luis Hilario Milesi, quien -según organismos de derechos humanos- era suboficial mayor retirado del Ejército Argentino y ocupaba dicha judicatura desde el 24 de marzo de 1976.

El 4 de noviembre, la Cámara Segunda de Apelaciones de San Nicolás confirmó el sobreseimiento provisorio de los tres policías acusados y ratificó así el fallo dictado previamente por el juez Marchetti, y el tribunal consignó en su fallo que los testigos fueron modificando sus dichos originales.

"Uno de los fiscales, (Juan Francisco) Murray, quiere reabrir las causas pero el juez (Carlos) Villafuerte Ruzo se hace el tonto y todavía no la abre", sostuvo Puthod.

El militante de derechos humanos afirmó que "no es casual" la gran cantidad de secuestros y asesinatos en la región de Zárate-Campana al sostener que "era una zona muy revolucionaria y de mucha militancia", y ejemplificó la situación al señalar que "en Zárate existen 250 desaparecidos y en Campana 236".

A ello se suma la reciente amenaza a Hebe de Bonafini, en el domicilio de su hija Alejandra. "Aproximadamente a las 4 y media de la mañana, fueron a la casa de mi hija a amenazarla de muerte a ella y a mi, le dijeron que van a volver que ya estaban hartos. Y esta mañana en la puerta de la casa de Alejandra había dos tipos, uno pelado con anteojos y otro en un auto con vidrios polarizados. Yo creo que todo lo que hagamos les va a molestar y la forma de atacarme es atacando a mi hija y a la casa de mi hija", denunció Bonafini.

Tenemos perfectamente claro que el aparato represivo de la dictadura se encuentra enquistado en el Estado, y tiene capacidad para operar, y de hecho secuestrar como lo hizo con Jorge Julio López, Gerez y ahora Puthod.

Hoy que se reactivan los juicios y existe la posibilidad real y cierta de que los genocidas vayan presos, estos grupos, que han conseguido mantenerse dentro de los recovecos del Estado y los aparatos de seguridad, con su ideología enferma de odio intacta, deciden emerger de sus escondites y aún bajo la protección del anonimato, amenazar a nuestros amigos y compañeros. Sus actos de cobardía no conseguirán detener este proceso de conclusión de la impunidad con la que han contado durante estos 32 años. Nada ni nadie va a parar los juicios. Vamos a obtener las condenas.

A donde vayan los iremos a buscar

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